La fiera, arriba de la pelota de Manolito

Queremos desear larga vida a la unión de Manuel y Pamela.
No queremos creer lo que nos han dicho. Que casarse después de 15 años de convivencia, trae mala suerte.
¡Nos encanta que se hayan casado!
Sabemos que el sueño interno más grande de una dama, es ir al altar.
Vestirse de blanco.
Que suene el tan tan–ta–tan... mientras caminan por la nave central de la catedral, o la capilla del barrio.
Eso las emociona.
No es para menos.
Y después, que les caiga una lluvia de arroz (no porotos blancos).
Y después, que les tomen fotos.
Y después, que bailen el vals (no el regetón).
Y después, que la novia tire el ramo a las solteras presentes.
Y después, que el novio tire el guante a los cabriolos.
Y después, que el novio se meta debajo del vestido de la novia y salga de ahí con la liga entre los dientes, cual Rambo con su cuchilla.
Y después, que el novio cargue a la novia para entrar en la habitación (que primero ha hecho un poco de dieta).
Y después, que el novio deposite, como el pétalo de una rosa, a la novia sobre el tálamo nupcial.
Y después, arropaditos, pasen su primera noche de miel (no importa que sea después de 15 años de convivencia).
¡Muy lindo, todo eso!
Solo contarlo nos emociona ¿ya?, porque no es un secreto lo que nos encantan esas lindas criaturitas que nos hizo Dios.
Nos pareció, eso sí, un poco fome transmitir eso, ¿ya?
Un poco improvisada la transmisión ¿ya?
Un poco tiritón Julián Elfembein ¿ya?
Pero es lo que hay.
¡Que vivan los novios!