Belleza mortal

Estamos tristes. Muy tristes y conmovidos por las noticias que nos llegan sobre mujeres que se impusieron una meta, macabramente estética, de ser tan delgadas como un hilo.
Y al cumplir la meta, macabramente...
¡Murieron con la meta!
Llegaron a ser tan delgadas, que todo su organismo se trastornó. Y esas mujeres vivieron con esa meta, porque, definitivamente, estaban enfermas.
Lo peor que nos ocurre es que estamos presenciando, o podemos estar cerca, de alguien que va por el mismo camino. Y tenemos que hacer algo.
Ojo, pues.
Esta amiga nuestra se ve risueña, alegre, clever, ¡pero qué va!
¡Las wevas!
Cada día le sobresalen más sus pobres huesitos, y está más cerca de la sepultura que de una aparente felicidad.
El color de la piel le cambió, de bronceado a verde. Sufre de dolores de cabeza. Vomita lo que come. Los dientes le sobresalen, porque las mejillas se le hundieron.

Aunque todavía tiene rasgos de bonita, ¡está hecha una calavera!
¿Quién les dijo a las mujeres, que siendo huesudas se veían más bellas?
¿Quién?
¿Quién dijo que a nosotros nos gustan secas como la paja? ¿A nosotros, al Trauco, nos vienen con esas huifas?

¡Abajo ese mundo de las modelitos fantasmagóricas! ¡Abajo la Barbie!

¡Abajo los modistos!
¡Abajo los diseñadores de pacotilla!

¡Arriba las rellenitas, nuestras chilenitas rellenitas! ¡Nuestras mapuchitas de muslos redondeados!
¡Arriba las mujeres naturales! ¡frescas y jugosas! ¡con sus rollitos, por qué no! ¡como son, reales!
Hoy amanecimos tristes por las noticias de las mujeres que mueren, creyéndose las estúpidas historias de la mujer perfecta.
También, y por lo mismo, furiosos con los publicistas,
furiosos con los estereotipos,
furiosos con el mundo falso de la supuesta felicidad,
de la niña hermosa,
del hombre hermoso,
de la mujer delgada hasta el hueso. La anoréxica.
¡Vivan nuestras chilenitas rellenas! Y se los dice Trauco...